
Cuando llegó, se probó marcos de todos los colores, ninguno la convencía. Mientras buscaba más para probarse, encontró, en una caja llena de polvo, un marco de muchos colores; con antenitas y patitas, parecido a una mariposa. Lo sacó de allí, y sin dudarlo, lo compró.
Juanita los llevaba de aquí para allá. Todas sus amigas los conocían. Estaba muy contenta con sus nuevos anteojos. Los adoraba.
Ya había pasado mucho tiempo, y Juanita había crecido; crecieron sus manos, sus piernas, su cabeza... ¡¡y como había crecido su cabeza!! A los anteojos los seguía usando, le apretaban. Pero ella no quería quitárselos.

Ella comenzó a preocuparse. Tenía sueño, pero no quería romper sus anteojos. Buscó una solución pero no la encontró... tenía que romperlos.
Juanita tomó un martillo, con la intención de aflojar los tornillos, pero antes de que pudiera hacerlo los anteojos comenzaron a revolotear y golpearon la cabeza de Juanita.
Juanita quedó tirada en el suelo, inmóvil. Con sus anteojos a su lado, como siempre.
Hermosoo Maca! (:
ResponderEliminargracias Luz!
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